1.SU VIDA.
Aristóteles nació en el año 384 a. C. en Estagira, en la península de Calcidia. Era hijo de un médico al servicio del rey de Macedonia, Amintas III, abuelo de Alejandro. De niño quedó huérfano y cuando tenía 17 años fue enviado por su tutor a Atenas, donde permaneció durante 20 años en la Academia platónica. Cuando en el año 347 murió Platón, Aristóteles marchó a Asos, una ciudad de Asia Menor gobernada por Herminas, con cuya hija adoptiva, Pythia, se casaría. Aristóteles vivió en Asos hasta el año 344. Al enviudar, volvió a casarse con una esclava, Herpilis, más joven que él y madre de Nicómaco (otras fuentes atribuyen la maternidad de Nicómaco a su primera mujer). En Asos conoció también a Teofrasto, el gran científico e historiador que continuaría después su obra.
En el año 342 aceptó una invitación de Filipo para ocuparse de la educación del adolescente Alejandro Magno. Junto con Teofrasto, Aristóteles volvió a Atenas (334), fundó el Liceo y comenzó a desarrollar una extraordinaria labor docente e investigadora. A la muerte de Alejandro (323), acusado también de impiedad como Anaxágoras y Protágoras( aunque tal vez las verdaderas razones fueran sus relaciones con Alejandro y la corte macedonia) huyó de Atenas-“para que los atenienses no pecasen de nuevo contra la filosofía”-. Se refugió en Calcis, en la isla de Eubea, y allí murió en el año 322 a. C.
El lugar donde Aristóteles trabajaba tenía el nombre de Liceo, un antiguo gimnasio dedicado a Apolo, el noroeste de Atenas, y en cuyos jardines acostumbraba a pasear mientras “hacía” filosofía con sus discípulos y amigos. De ahí, el nombre de “peripatéticos” (de peripatein, pasear).
2. SU OBRA.
De Aristóteles destaca, especialmente, la diversidad de sus intereses intelectuales, que le llevaron a descubrir dominios nuevos. Saberes aparentemente contrapuestos que abarcaban campos diversos que después se han llamado Lógica, Biología, Política, Física, Poética y Ética, por ejemplo.
Algunas de sus obras, por citar algunas, son Categorías, Física, Gran Ética, Ética Nicomaquea, Retórica…
Los escritos de Aristóteles fueron heredados por un discípulo, Neleo, a la muerte de Teofrasto, y acabaron depositados en una habitación subterránea. Después de varias peripecias, fueron a parar a manos de Sila, que conquistó Atenas en el año 86 a.C. Ya en Roma, se ocupó de ellos un gramático que los hizo copiar. Muchas de esas copias llegaron a Andrónico de Rodas, un peripatético del siglo I a. C., que los ordenó y editó. A él se debe la primera edición del Corpus Aristotelicum. Se cuenta que en la organización de estos escritos, Andrónico encontró unos pequeños “fascículos” de diverso contenido y que, por lo extraño de sus temas. No sabía cómo ordenar entre las otras obras que estudiaban cuestiones más conocidas: el lenguaje, los fenómenos de la naturaleza, la vida de los animales, las costumbres de los hombres, la organización de la ciudad, etc. Esos escritos “inclasificables” los colocó detrás de los que trataban de física. Y al ponerlos en tal lugar los llamó “los que van detrás de los libros físicos”. Este nombre casual habría de constituir uno de los grandes dominios de la filosofía: la metafísica.
3. LA LÓGICA.
Una de las grandes aportaciones de Aristóteles es la lógica, que nace con él como ciencia independiente, pero no como una ciencia particular más, sino como la ciencia o disciplina previa para la correcta estructuración del resto de las ciencias.
El objeto de la lógica es el estudio de la forma del pensar, sus leyes y el lenguaje en el que puede representarse partiendo de lo particular a lo universal. Y los elementos más simples, de lo que hay que partir según Aristóteles, son las categorías, que organizan la realidad y al mismo tiempo son formas de atribuir un predicado a un sujeto. Las categorías son diez: sustancia, cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, posición, estado, acción y pasión.
4. LA METAFÍSICA.
Buena parte de los escritos de la Metafísica trataban de un tema central para la filosofía: el ser. La tradición griega ya había utilizado este concepto, que aparece en el horizonte filosófico con Parménides. Pero será Aristóteles su gran teórico y la Metafísica la obra donde nos exponga su teoría.
4.1. Su crítica a Platón.
La principal objeción de Aristóteles se refiere a la separación que Platón pone entre las Ideas y las cosas. Por eso busca un saber lo suficientemente universal y abstracto y que, al mismo tiempo, está radicado en las cosas y parte de la experiencia de ellas. Una experiencia que acopla la mirada con el recuerdo, la sensación con la reflexión.
4.2. Sustancia y accidente.
La filosofía primera o ciencia que busca el ser se presenta en Aristóteles como un saber sobre la sustancia: el ser está allí donde se da una realidad determinada con la que los sentidos se encuentran. La sustancia es algo que existe en sí mismo, individualmente, No es una colección de seres, ni algo abstracto y general.
Las cualidades, por ejemplo “frío”, “pesado”, no son sustancias aunque acompañan y determinan a la sustancia. Son, pues, accidentes, que pueden variar, ser distintos, en cada sustancia sin que esta deje de serlo, y que solo se dan en algo que ya es sustancia.
4.3. Materia y forma.
En su análisis de la realidad, Aristóteles descubre otra distinción. Hay algo de lo que parece que están hechas las cosas, y una hechura o forma que, sin embargo, las distingue. No existe nunca una materia sin forma, aunque puede haber superposición de formas en una materia: por ejemplo, el mármol, su forma de mármol, antes de ser estatua.
La materia no existe como pura materia en el mundo real, aunque, tal vez, haya que intuir una primera materia indeterminada como fundamento último de todo ser y todo cambio.
Se plantea entonces el deseo de la materia a ser informada, como si la materia saliese en busca de su forma.
4.4. Potencia y acto.
Esta pareja de conceptos presenta una semejanza con la anterior división. Porque la forma es algo así como el acto, la energía que pone en obra la posibilidad de la materia. Pero la potencialidad o posibilidad de las cosas supone que, en ellas, caben y esperan los actos y energías que se realizan.
Hay relación y tensión entre estos dos conceptos. El estudio de la naturaleza ofreció a Aristóteles suficientes ejemplos de que las cosas encierran en sí sus propias realizaciones: la semilla contiene ya el árbol. Todo esto no hacía sino confirmar esa concepción dinámica del mundo y de la vida.
4.5. Esencia y existencia.
Según Aristóteles, el ser expresa dos aspectos de la realidad: existencia y esencia.
Desde el punto de vista de lo existencial, ser es la estructura fundamental de las cosas, su presencia real, incluso el aparecer, su manifestación: esos árboles, esas casas, esos hombres. Por mucho que la reflexión filosófica se haya ido “abstrayendo” de las determinaciones o formas del ser, ese primer momento masivo e indeterminado de lo real ha estado siempre presente en el ser.
Pero hay también una consideración esencial y es la que va a desarrollar, de una manera original Aristóteles. Ese otro carácter del ser aparece sobre todo cuando predicamos una cualidad de un sujeto: el hombre es joven; el cielo es azul. Esta presencia del ser estaba en la estructura de la lengua griega e implicaba una especie de identificación entre dos partes aparentemente separadas por el lenguaje. Los sentidos me dan una única realidad, cuando digo “Silvia es alta”. Los sentidos solo me indican: “Silvia” como un bloque masivo de sensaciones.
4.6. La física de Aristóteles.
En la teoría aristotélica, la física es el saber que pretende explicar el movimiento. Aristóteles entiende esta inestabilidad o cambio de tres maneras:
1. Un cambio de lugar en el espacio.
2. Un cambio cualitativo en el que se transforma la materia misma, objeto del cambio.
3. Otro tipo de movimiento que no transforma las cosas, sino que las hace aumentar o disminuir.
Estos tres cambios corresponden, respectivamente, a la mecánica, la química y la biología o estudio del desarrollo de los organismos vivos.
5. ÉTICA Y POLÍTICA.
5.1. El Bien.
El tema principal de la ética de Aristóteles consiste en delimitar qué es el “bien” y qué significado tiene para el ser humano.
Empieza su Ética a Nicómaco con una confesión fundamental: todo arte, todo saber y todo lo que hacemos y elegimos, parece tender a algún bien, es decir, el bien es aquello hacia lo que todas las cosas tienden. Es decir, para Aristóteles el bien es una tendencia natural del hombre. Pero este bien no es, en principio, algo alejado de los hombres y situado en un horizonte ideal. El bien empieza siendo un objetivo dentro de la existencia humana.
5.2. Las virtudes: el término medio.
Aristóteles desarrolla una teoría de las virtudes y hace una división entre ellas: hay virtudes éticas, que tienen que ver con el comportamiento, y se adquieren y consolidan con el ejercicio y la práctica. Entre estas virtudes describe Aristóteles la generosidad, la veracidad, la moderación, el valor, que son términos medios entre extremos; así, el valor es un término medio entre la osadía, que es un exceso del valor, y la cobardía, que es un defecto, etc.
Sobre estas virtudes o excelencias, destaca la justicia. Su fuerza sobre las demás consiste en su perfección, porque quien es justo se proyecta más hacia el otro que hacia sí mismo. Este planteamiento muestra el sentido de solidaridad que corresponde esencialmente a la vida humana.
Y esta perfección quiere decir que aquello que sirve para proteger el conjunto de los individuos- la sociedad- es más importante que lo que protege a uno de ellos- cada hombre concreto-. Por eso, la injusticia es el mayor de los males, al desgarrar el tejido social.
Las virtudes dianoéticas se desarrollan en el mundo intelectual y manifiestan la vertiente racional del ser humano. Su objetivo son, en principio, las cosas necesarias, o sea aquello que no puede ser de otra manera. Por ejemplo, el que dos más dos sean cuatro. La ciencia (episteme) y la inteligencia (nous) son dos especies de estas virtudes intelectuales. La unión de estas virtudes es la sabiduría (sophía). Pero hay también otras virtudes dianoéticas que se refieren a lo contingente, o sea, a lo que puede ser de otra manera.
Las virtudes características de lo contingente son el arte (techné) y la prudencia (phrónesis). El interés de estos dos aspectos de la racionalidad consiste en ser expresión del mundo real, de la inestabilidad de la vida y de la capacidad del hombre para inventar una forma “mundana” de racionalidad. El arte desarrolla la posibilidad de crear objetos; la prudencia, la posibilidad de idear objetos, de reflexionar sobre el bien y el mal en función de determinados comportamientos.
5.2. La política.
Como Platón, también hace Aristóteles un estudio de los regímenes políticos. Entre ellos destacan la aristocracia, la oligarquía, la democracia y la tiranía.
El mejor de los regímenes posibles consistirá en una mezcla donde se combine también lo mejor de cada uno de ellos. Lo mejor de la democracia es la libertad; de la oligarquía, la capacidad de crear riqueza; y de la aristocracia, su excelencia, capacidad y cualidades intelectuales, ya que aristocracia quiere decir el poder y la fuerza de los mejores.
(AA.VV. La enciclopedia del estudiante. Historia de la Filosofía. Editorial Santillana. Madrid. 2005)