Uno de los aspectos fundamentales en el estudio de la Antropología desde sus inicios, lo constituye el área de la cultura que llamamos religión. A lo largo de la historia, la concepción del mundo y la religión han estado estrechamente ligadas, ya que ambas suponen una importante preocupación humana y social.
Cada pueblo posee una determinada concepción del mundo, propia de su lugar en el universo, y es a través de la religión como se define parte de la experiencia, mediante los dioses y espíritus que crea.
Todas las sociedades que conocemos han desarrollado ciertas normas de comportamiento para prevenirse, de una u otra forma, contra lo inesperado y así controlar mejor las relaciones del ser humano con el universo en que vive. Todo esto lo contempla el mundo de la religión.
1. DEFINICIÓN.
La religión es parte inseparable de la cultura. Aunque las formas de comportamiento religioso
(como las sociales, artísticas, etc.) varían mucho de una sociedad a otra, al igual que las creencias, los rituales y otros aspectos de la práctica religiosa, debemos dejar bien claro que, bajo cualquier forma en que aparezca, todas las sociedades y pueblos mantienen una parte de la esfera de su cultura dedicada a la religión.
La Antropología, desde hace ya más de cien años, se preocupó por conseguir una explicación comprensiva y objetiva de la religión, intentando alejarse de los dogmas y juicios de valor característicos de las religiones de occidente y oriente que tanto habían influido a las personas de esta época.
Las primeras teorías de la religión surgieron a finales del siglo XIX y, como la de E.B.Tylor, eran de carácter psicológico. Se intentaban explicar los orígenes de la religión como respuestas mentales a aquellos aspectos misteriosos y enigmáticos de la vida humana, a través de los sueños y de la muerte. Esta perspectiva psicologista, conocida como teoría animista, dominó el pensamiento antropológico hasta la aparición de la teoría sociológica de E. Durkheim.
Sin embargo, hoy día los antropólogos prefieren hacer una combinación de ambos enfoques, el psicológico y el sociológico.
1.1. Animismo.
El primer intento antropológico de definir este término fue el de E.B. Tylor. Para él, la esencia de la creencia religiosa era de idea de “dios”, e intentó poner de relieve que esta idea era una elaboración del concepto de alma. Demostró que la creencia en la doctrina de las almas, a la que llamaba animismo, está presente, en diversas formas, en todos los pueblos.
El animismo pretende que dentro de todo cuerpo tangible y visible hay un ente normalmente invisible e intangible, que es el alma. Lo que más le preocupaba era por qué los seres humanos habían creado la noción de entes espirituales. Tylor consideraba así, que el origen del animismo se hallaba en los fenómenos del sueño y de la muerte. Muchos seres humanos, durante el sueño, o en trances, desmayos, visiones, o en el instante de la muerte veían aparecerse almas. Para Tylor estaba claro que la idea de alma debía haberse inventado para justificar y explicar todos estos fenómenos misteriosos.
Por su parte, los pueblos primitivos consideran que el individuo tiene dos partes: el cuerpo, de carne y mortal, y el alma, su parte espiritual e inmortal.
El alma es la fuerza vital y su presencia es la que da vida al cuerpo, de tal forma que cuando le abandona, el individuo muere, o mejor dicho el cuerpo se corrompe, pues ya ha perdido su función principal que era la de alojar al alma.
La teoría de Tylor ha sido bastante criticada, sobre todo por su sugerencia de que el animismo surge solo como consecuencia de explicar fenómenos humanos y naturales, extraños o enigmáticos, ya que, como sabemos, al igual que otros aspectos de la muerte, la religión cumple también funciones económicas, políticas, sociales, etc.
1.2. Mana y animatismo.
Otro concepto importante en el estudio de las religiones es el de mana, sugerido por R. Marett, quien vio que era necesario distinguir el concepto de una fuerza sobrenatural que no toma su efecto de las almas.
Marett adoptó el término animatismo para designar la creencia en las fuerzas sobrenaturales que no son almas y el término mana para designar esa forma concentrada de poder animatista.
El mana, palabra melanesia, es una fuerza o fuerzas sobrenaturales que no emanan de ningún ser. Es decir, existen como atributo sobrenatural de las personas y de las cosas.
También supone el poder excepcional de realizar cosas inhabituales. Por ejemplo, los sabios indios que destacan en erudición y conocimiento poseen mana; un guerrero valeroso y hábil en la lucha posee mana, un curandero bueno es el que tiene mana.
El mana además de manifestarse en las personas, se puede manifestar a través de los objetos. Así, una roca con una forma un tanto extraña puede estar imbuida de poder sobrenatural, de mana, o una canoa bien realizada capaz de correr más que otras también estará dotada de mana; y así, numerosos objetos que presentan características y cualidades especiales.
Este fenómeno aparece muy arraigado en Melanesia, pero también entre los sioux, los iroqueses….
1.3. Lo sagrado y lo profano.
Según algunos antropólogos, el rasgo que verdaderamente define una creencia o práctica religiosa es el estado emocional del individuo participante.
E. Durkheim fue el que más contribuyó a esta manera de concebir la religión. Propuso que la esencia de la creencia religiosa consistía en que evocaba un sentimiento misterioso de comunión con un ámbito de lo sagrado.
Como sabemos, todas las sociedades tienen sus creencias, rituales sagrados, símbolos particulares, etc., que se oponen a otros acontecimientos considerados profanos o corrientes.
El aporte fundamental de Durkheim fue relacionar este ámbito de lo sagrado con el control que la sociedad y la cultura ejercen sobre cada individuo.
Así, la participación del hombre en el ritual se convertía en la esencia de la religión. Compartiendo el éxtasis de la experiencia sagrada, los individuos conseguían una mayor solidaridad y cohesión social, Los seres humanos no son nada por sí mismos, necesitan del grupo social y precisamente son los valores, rituales y creencias religiosas los que simbolizan a la sociedad.
Podemos decir que de la propia experiencia religiosa surge la diferencia entre lo sagrado y lo profano.
El término sagrado alude a lo que es sobrenatural, extraordinario, lo que se sitúa, en algún sentido, fuera de este mundo. Las actitudes ante esta situación son de temor, respeto, sentido del misterio al tratar con algo inhabitual y especial.
Por su parte, el término profano alude a lo que se considera natural, secular; es el mundo rutinario, cotidiano. Las actitudes que se derivan son, fundamentalmente, una aceptación, indiferente, de algo que se considera familiar y común. Así, observamos cómo la creencia religiosa es esencialmente mística y subjetiva; mientras que, por su parte, la creencia naturalista, profana, se apoya en la determinación objetiva y racional de los hechos.
Resumiendo, podemos decir que los antropólogos consideran la religión como un sistema de relaciones simbólicas de la caótica realidad, mediante el cual el ser humano adquiere concepciones de un orden general de existencia que es aceptado como verdadero y real. Las motivaciones y las convicciones que generan las experiencias simbólicas religiosas tienen como fin reforzar la visión general que tiene cada sociedad del mundo, contribuyendo así a la motivación de su pueblo. De esta forma, la religión y los mitos ayudan a confirmar y reafirmar el significado de la vida y la realización del ser humano.
2. TIPOS DE SERES SOBRENATURALES.
Como vimos, el animismo es una creencia en seres sobrenaturales, ya se originen de las almas de criaturas que tuvieron existencia, o ya hayan permanecido desde el principio del tiempo como sobrenaturales. Pueden residir en fenómenos naturales como montañas, lagos, árboles; en artefactos como canoas, casas, armas; o simplemente están invisibles en cualquier parte del universo.
Hay una enorme diversidad y tipos de seres sobrenaturales; sin embargo, los podemos agrupar en tres: dioses, espíritus y espectros.
2.1. Dioses.
Este grupo está referido a los grandes y remotos dioses. Son, generalmente, las deidades que crearon y rigen el universo y que, con frecuencia, se considera que crearon el mundo presente.
2.2. Espíritus.
En cuanto a los espíritus, hay una enorme variedad y su importancia también difiere de unos pueblos a otros.
Generalmente, los espíritus se encuentran más cercanos al hombre, más interesados y relacionados con sus asuntos diarios, es decir, con su vida rutinaria.
Pueden ser benéficos, maléficos o neutrales, viviendo en lugares determinados como lagos, montañas, poblados, etc., o bien vagando por el universo.
2.3. Espectros.
En este último grupo se incluyen las almas de los muertos, es decir, los espectros que, liberados de sus cuerpos por la muerte, siguen todavía interesados por la sociedad de los vivos, e incluso pueden seguir siendo miembros de ella.
De igual manera que los espíritus, los espectros también pueden ser benéficos o malignos. Aunque poseen características y funciones similares a las de los espíritus, su diferencia fundamental, además de su origen, es la mayor afinidad y relación los la sociedad humana y el hecho de que siguen manteniendo los mismos sentimientos, emociones y apetitos que los seres humanos.
3. TIPOS DE CULTO.
Podemos distinguir cuatro tipos de cultos:
a) Cultos individualistas. Es la forma más sencilla y básica de experiencia religiosa en que cada persona por sí misma puede ser un especialista, y así entrar en contacto y mantener relaciones con seres y fuerzas sobrenaturales.
Un ejemplo se daba entre los indios cuervos, que desde muy jóvenes deseaban la aparición de un ser sobrenatural. Para ello, se dirigían a las montañas solos y allí se desprendían de sus ropas y ayunaban. Incluso, si la visión tardaba, se cortaban alguna falange del dedo anular izquierdo. Pero, generalmente, las visiones aparecían, pues ya desde pequeños estaban enculturados para conseguirla. Esta visión podía consistir en un búfalo, un enano, algún pájaro, etc.
b) Cultos chamanistas. Todos los sistemas de religión requieren de ciertos individuos que ayuden en la elaboración y ejecución de las actividades, por medio de las cuales se propicia y se entra en comunicación con los seres sobrenaturales.
Así, aparece el chamán. El término proviene de la palabra usada por los pueblos tungús de Siberia, para referirse al especialista (hombre o mujer) que sirve a una sociedad como oficiante religioso, ocasional o permanentemente.
Los chamanes son individuos reconocidos socialmente, que presentan una serie de capacidades especiales para entrar en contacto con seres espirituales y obtener poder suficiente para controlar las fuerzas sobrenaturales.
El poder sobrenatural lo consiguen, generalmente, a través de una experiencia visionaria o mediante la posesión; es decir, la invasión del cuerpo humano por un dios o espíritu. A veces es otro chamán el que le adiestra y le comunica sus propias experiencias y conocimientos. En ocasiones, los chamanes, según van envejeciendo, transmiten sus ceremonias a parientes y amigos más jóvenes.
Cuando el chamán entra en trance, tras fumar tabaco, tras la ingestión de drogas o por la posesión, se convierte en un médium entre los espíritus y los seres humanos, transmitiendo así mensajes de los antepasados. De esta forma, los chamanes, pueden predecir futuros acontecimientos, localizar objetos perdidos, curar enfermedades, e incluso advertir y aconsejar a los hombres sobre sus enemigos.
El chamán no es siempre un oficiante a tiempo completo, debe dedicarse a otros menesteres para ganarse la vida. Y actúa en ceremonias pequeñas y privadas, realizadas a petición de un individuo que no puede resolver sus problemas por sí solo.
c) Cultos comunitarios. Se da en sociedades con un mayor nivel de desarrollo económico y político.
En estas ceremonias aparecen ancianos organizados en grupos, en sociedades de hombres, o en linajes y clanes que asumen la responsabilidad de organizar y celebrar los rituales y las ceremonias religiosas con el fin de conseguir el bienestar y la seguridad social.
En estas ceremonias participan especialistas como los chamanes, danzantes, oradores o músicos que no tienen una dedicación total, pues una vez acabada la ceremonia, cada participante regresa a su ocupación habitual.
d) Cultos eclesiásticos. En este nivel de organización religiosa se requiere la presencia de un sacerdocio, o clero estructurado y con dedicación profesional completa. El sacerdocio es, así, la manifestación de una religión desarrollada, que aparece en culturas y sociedades complejas. Se necesita una base económica fuerte con una riqueza suficiente, con excedentes de comida y bienes, necesarios para organizar y mantener cultos y personal especializado permanentemente.
El sacerdote, a diferencia del chamán, recibe su poder, mediante la asociación con un grupo religioso organizados (es decir, hay una burocracia religiosa previa) y no por su capacidad individual para mantener contacto con poderes o seres sobrenaturales.
La religión está básicamente, aquí, dominada por el culto a los antepasados, tiene un gran número de divinidades, cuya misión fundamental proteger al pueblo. Existen panteones o jerarquías mayores, como el del cielo o el de la tierra. Cada uno tiene sus templos, su propio culto y sus seguidores.
Para cada templo hay un sacerdote o sacerdotisa principal, dedicados permanentemente al cuidado del templo y a la elaboración de ritos. Es ayudado por un cierto número de oficiales o sacerdotes auxiliares y por un grupo de personas iniciadas, las llamadas esposas del dios e, igualmente, por un grupo de novicios que, durante el período de iniciación viven en lugares específicos dentro de los recintos del templo.
Tanto los sacerdotes como los templos se mantienen gracias a los donativos de los seguidores del culto e incluso, gracias al apoyo del gobierno.
Según van creciendo las culturas, tanto en importancia como numéricamente, se observa que la organización religiosa y la política, tienden igualmente a aumentar en su importancia y en el número de adeptos.
4. LA FUNCIÓN DE LA RELIGIÓN EN LA SOCIEDAD.
La función primaria de la religión es proporcionar una imagen organizada del universo y conseguir una relación más o menos ordenada entre el hombre y el mundo que le rodea. De este modo, la religión reduce los sentimientos de temor y ansiedad del ser humano, le proporciona una mayor sensación de seguridad en el presente y una esperanza para el futuro.
La religión no solo influye en el individuo como ente particular, sino que implica a toda la sociedad. Podemos observar cómo actúa de forma importante en el reforzamiento y conservación de los valores culturales. Todas las religiones tienden a sostener, al menos implícitamente, normas particulares de comportamientos culturalmente definidos.
Otra de las funciones de la experiencia religiosa consiste en la conservación de los conocimientos del grupo. Mediante el ritual y el ceremonial, en muchas sociedades, se representan, a través de clanes y de manera simbólica, los procedimientos culturalmente importantes.
Por otro lado, hay que señalar las implicaciones económicas de la religión en las sociedades, algo que queda claramente manifestado en algunos rituales y ceremonias.
Por último, reseñemos de nuevo la importante función de solidaridad del grupo que ejercen los rituales y ceremonias. Mediante la participación conjunta, los individuos renuevan y refuerzan su ideal como unidad social y logran una mayor seguridad individual.
(Consuelo Martínez Muñiz y María N. Ojeda Martín. Cómo dominar la antropología. Editorial Playor. Madrid. 1989)
ACTIVIDADES:
1. ¿Qué relación hay entra la antropología y la religión?
2. ¿Qué es la religión?
3. Define: animismo, animatismo, chamán, mana.
4. ¿Es lo mismo sagrado que profanos? Razona tu respuesta.
5. ¿Qué semejanzas y diferencias hay entre los dioses, los espíritus y los espectros?
6. Explica las semejanzas y las diferencias entre los cultos individualistas y los cultos chamanistas.
7. Explica las semejanzas y diferencias entre los cultos comunitarios y los cultos eclesiásticos.
8. ¿Qué relación hay entre la religión y la solidaridad?
9. ¿Cómo influye la religión en la sociedad?
10. Explica las semejanzas y las diferencias entre el chamán y el sacerdote.